Cómo mejorar la forma en que hablamos : "Hablar y elocuencia no son lo mismo: hablar y hablar bien son dos cosas", dijo el reconocido escritor inglés Ben Jonson.

Aunque aprendemos a hablar a una edad muy temprana, nos lleva toda una vida aprender a hablar, con la posibilidad de que nunca aprendamos a hablar bien. Siempre hay margen para que podamos mejorar nuestras habilidades de comunicación y la forma en que hablamos, no importa lo buenos que seamos. El lenguaje y la comunicación es un campo vasto con un gran margen de mejora a lo largo de nuestra vida, es decir, si no dejamos de intentarlo. Todo lo que necesitamos es compromiso y voluntad para practicar.

Cuando hablamos, nuestra voz y tono son tan importantes como las palabras que usamos. Nuestro estilo de comunicación, sin nuestro conocimiento, revela mucho sobre nosotros a los oyentes. Cualquiera que preste atención a nuestra voz y tono de voz puede comprender nuestro estado emocional, nuestros niveles de confianza, el dominio que tenemos sobre el idioma y también nuestras raíces geográficas a través del acento que hemos adquirido. Lo que decimos nos puede hacer o estropear, por lo que la forma en que hablamos es muy importante en nuestras vidas.

Poder de decirlo bien

Nunca podemos subestimar el poder del habla. Los discursos que cambiaron el mundo como el Discurso de Gettysburg, (1863) de Abraham Lincoln, el primer discurso de Winston Churchill como Primer Ministro de Gran Bretaña o I Have a Dream, (1963), de Martin Luther King Jr. no hubieran sido tan efectivos si el los oradores no habían dominado lo que tenían que decir, cómo tenían que decirlo y qué pasión se debía inducir en esas palabras para llevar el punto a casa. Además, el discurso se hace poderoso por la creencia que esos grandes hombres tenían en sus palabras. Esas mismas palabras revolucionarias serían muy aburridas, desagradables y poco inspiradoras cuando se las diga en voces chillonas, suaves, bajas o falsas. Es la capacidad de comunicarse con claridad, coraje, creencia y compromiso lo que conduce a grandes revoluciones y movimientos en nuestro mundo.

Además del mensaje y las palabras en sí, las emociones que afectan nuestra voz, el tono, el tono y la confianza del mensajero son igualmente importantes para que sea revolucionario, motivador o incluso entendido correctamente.

Falta de comunicación

La raza humana está bendecida con la capacidad de comunicarse a través del lenguaje, que puede considerarse tanto una bendición como una maldición. Desde entonces, podemos comunicar incluso ideas y pensamientos abstractos que han sido cruciales en el progreso de nuestra raza. La información y los datos se pueden almacenar para acceder cuando sea necesario.

Maldición, ya que no podemos comunicar nuestras emociones y sentimientos a través del lenguaje tan efectivamente como los datos y la información. Incluso las ideas y los mensajes pueden ser engañosos cuando no prestamos atención a las palabras correctas que se utilizan y adoptamos la forma correcta de decir las cosas.

La falta de comunicación es más prominente en la raza humana que cualquier especie de animales. Con la introducción del lenguaje y la elocuencia, estamos perdiendo nuestro contacto con la observación de señales a través del lenguaje corporal. Dado que los animales leen los signos y señales con bastante claridad, se entienden mucho mejor sin que se produzca ningún error de comunicación. No podemos decir lo mismo de nosotros mismos.

Hoy, tenemos que hacer esfuerzos y practicar mucho para evitar la falta de comunicación que puede tener consecuencias nefastas; que es similar a una persona corriendo rápido para estar en el mismo lugar.

Perfecciona tu habilidad para escuchar

Nuestro creador nos ha dado dos oídos para escuchar que no se pueden cerrar y una boca para hablar, que se ve mejor cuando está cerrado. Esa debe ser nuestra pista de lo importante que es escuchar. Nunca podremos mejorar la forma en que hablamos, hasta que aprendamos a escuchar, de hecho, el primer paso para mejorar nuestra forma de hablar sería mejorar nuestra habilidad para escuchar.

La buena comunicación implica escuchar con una mente abierta, ser claros en nuestros pensamientos sobre el mensaje que deseamos transmitir y estar listos para manejar la aceptación, así como las disputas, los argumentos y el rechazo del mensaje que transmitimos.

Recuerde, como hablar no es hablar, escuchar no es escuchar. Escucha con nuestros ojos y nuestros oídos. Comprenda las señales que envía la audiencia sobre las palabras que se dicen. Sepa cuándo comenzar y cuándo detener una conversación. Escuche activamente, dejando de lado los prejuicios y los juicios. Cuando escuchamos activamente y mostramos a los demás que hemos entendido claramente lo que quieren transmitirnos, se crea un respeto mutuo entre ambas partes.

Administrar ritmo

¿Recuerdas la vista fuera de la ventana cuando el tren se aleja en la vía? No está claro y borroso, ¿no? El efecto de nuestro discurso será el mismo si hablamos demasiado rápido. Disminuya la velocidad para que el mensaje sea claro para el oyente.

Hablar rápido o a un ritmo más rápido también mostrará que carecemos de confianza y no nos sentimos completamente en control de la situación. También se tomará como un signo de nerviosismo. Controle bien el ritmo, porque cuando hablamos demasiado lento, el oyente puede sentir que creemos que es demasiado tonto para entendernos adecuadamente a un ritmo regular. Además, puede volverse aburrido y monótono después de un tiempo, causando distracción en la audiencia.

Uno de los trucos utilizados por muchos expertos para establecer el ritmo del discurso es seguir la velocidad que se necesitaría para escribir el número que estamos repitiendo. También podemos grabar nuestra voz y ver si el ritmo o el tempo están fuera de ritmo.

Con suficiente práctica podemos aprender a manejar nuestro ritmo y ritmo de nuestro discurso con facilidad, sin hacer ningún esfuerzo consciente.

Presta atención al tono de nuestra voz

¿Recuerdas a Janice de la serie de televisión 'Friends' y su tono nasal? Dio pruebas suficientes de que los tonos y el tono de voz pueden ser bastante irritantes para los oyentes.

A menudo nos concentramos tanto en lo que tenemos que decir y cuáles son las palabras correctas para usar, que pasamos por alto nuestra voz, que desempeña un papel importante en la transmisión de nuestro mensaje. Nuestro tono también tendrá un gran impacto en la respuesta del oyente.

Deberíamos hablar con optimismo con una voz clara, cálida y meticulosa para que podamos sonar inteligentes y seguros. Evite hablar con una voz áspera o aguda que pueda ser una tarea para el oyente. No lo dude ni hable en voz baja, lo que puede generar confusión.

Presta atención al volumen de la voz, especialmente cuando está impulsado por la ira. Además de ser ruidosos, podemos volvernos demasiado duros o bruscos y lastimar al oyente. No tenemos un botón de volumen como nuestros teléfonos inteligentes, por lo tanto, no podemos controlar nuestra modulación de voz todo el tiempo. Pero ser conscientes de la calidad de nuestra voz nos ayudará a hacer ajustes para que se adapte a nuestros requisitos.

Hacer una declaración, hacer una pregunta o dar una orden requerirá que hablemos en un tono y tono diferentes. Tenemos que aprender a igualar nuestra voz para cumplir con los requisitos de nuestra audiencia.

Respira, respira y sigue respirando

Como respiramos automáticamente, nunca le prestamos atención. Desafortunadamente, a menos que nos demos cuenta de la respiración, nunca podemos aportar claridad en nuestras palabras habladas. Si prestamos atención a la respiración y seguimos inhalando y exhalando profundamente, aliviaremos con éxito la energía nerviosa que se acumula, además, a su debido tiempo, podremos desarrollar una voz fuerte y aumentar el impacto y la intensidad de nuestras palabras.

La respiración adecuada asegurará que tengamos suficiente oxígeno para mantener nuestra mente alerta. Las respiraciones superficiales no solo robarán nuestro estado de alerta, sino que también serán la causa de que nuestra voz sea inquieta y débil.

Nota: Habilidades de comunicación efectiva
Aprenda a proporcionar dirección, instrucciones y orientación a otros. Desarrollar la próxima generación de líderes. Conviértase en un líder poderoso con nuestra capacitación práctica.

No hable solo con nuestra boca

Antes de abrir la boca para escupir esas palabras irreversibles, debemos prestar atención a la persona que nos está escuchando. Si no entendemos a nuestra audiencia, hay muchas posibilidades de que nos entiendan.

Podemos utilizar todos nuestros sentidos y cuerpo para comunicarnos para que nuestro discurso sea altamente efectivo. Nuestra postura corporal, contacto visual, gestos y expresiones faciales marcan una gran diferencia en el mensaje que se transmite. No socave la importancia de los pensamientos al hablar bien. Lo que pensamos se reflejará en nuestras palabras, lo queramos o no.

Todos de vez en cuando se han ahogado con sus palabras debido a las emociones turbulentas que arden en sus corazones. Es muy importante que controlemos nuestras emociones mientras hablamos, especialmente las emociones negativas como los celos, la ira, el dolor o la tristeza que pueden afectar nuestra voz y nuestras palabras.

Comunicación personal y profesional

Es posible que tengamos que cambiar el tono de nuestra voz e incluso las palabras cuando tengamos interacción con nuestros amigos, hijos o miembros mayores de nuestra familia. Aquí no solo somos libres para ser creativos e informales, también lo apreciaremos.

Cuando tenemos una conversación profesional, tenemos que centrarnos en el tema, ya que puede ser de gran importancia aquí. Información precisa, conocimiento del tema del que estamos hablando y se espera un tono informal en tal escenario.

No arroje confusión en la conversación

Evite usar palabras como 'Lo intentaré', 'Creo que lo haré', 'Puede ser', 'alrededor de las 12 p.m.' y muchas más frases indefinidas. Incluso si estamos seguros de hacer lo que pretendemos hacer, crearemos confusión y dudas en la mente de la persona con la que estamos hablando.

En cambio, podemos usar frases claras y específicas que aclaren nuestra intención al oyente. Frases fuertes agregarán credibilidad a nuestra personalidad también.

Tenemos que mantener el conocimiento y las habilidades lingüísticas del oyente en nuestra mente. Podemos evitar el uso de palabras eruditas o frases y expresiones idiomáticas poco utilizadas que el oyente no puede entender. Solo si somos honestos y confiables ganaremos la atención y el respeto de nuestro oyente y no mostrando lo que hemos aprendido.

Hacer frente a las barreras a la comunicación

Enfrentaremos barreras internas y externas que interferirán con nuestra compostura, claridad y significado del mensaje. Factores externos como la temperatura, el mal funcionamiento del equipo de comunicación, los conflictos interpersonales con el oyente, la interferencia de la audiencia, el ruido o las molestias y el límite de tiempo pueden actuar como barreras para nuestro habla.

Falta de confianza y creencia en nuestras propias palabras, estrés y ansiedad, cambios de humor, personalidad abrumadora del oyente, falta de claridad en nuestra mente, actitud equivocada, miedo, falta de seguridad y confianza en uno mismo, prejuicio contra la audiencia y ser Las críticas son algunas de las barreras internas que pueden ser perjudiciales para nuestras habilidades de comunicación.

Es posible que no tengamos control sobre las barreras que pueden dificultar nuestra comunicación, pero podemos aprender a administrarlas y manejarlas de manera eficiente. Debemos asegurarnos de no utilizar estas barreras para echarle la culpa a nuestra propia ineficacia.

La ignorancia no es felicidad

Muchas personas tiemblan en su comunicación y en su forma de hablar, porque no son conscientes de sus defectos. Debemos observar nuestra comunicación y la forma en que hablamos para encontrar áreas que necesiten mejorar.

¿Hablamos rápido? ¿Nos distraemos del tema de enfoque con demasiada frecuencia? ¿Dudamos y emitimos sonidos no deseados antes de continuar con nuestra oración? ¿Nuestra voz es tan baja que tenemos que repetir nuestras oraciones una y otra vez?

Tenemos que descubrir nuestras fortalezas y debilidades para poder fortalecer nuestra fortaleza y trabajar en nuestra debilidad para corregirla.

Aquí hay algunos consejos más para mejorar la forma en que hablamos:

  • Haga contacto visual pero no mire fijamente
  • Guarde nuestros dispositivos electrónicos
  • Respira fácilmente
  • Ritmo nuestras palabras correctas
  • Administra nuestro tono y tono
  • Conocer el lenguaje corporal, el nuestro y el de nuestro oyente.
  • No escuches las palabras, escucha activamente
  • Sea claro sobre nuestra intención de la conversación.
  • Después de hablar, tome un descanso y permita que nuestro oyente responda
  • A veces lanza preguntas abiertas para involucrar a otros
  • No se enoje, se ponga irritable o impaciente con el oyente.
  • No suene moralizante
  • Evite poner los ojos en blanco, levantar los hombros, expresiones faciales críticas y comentarios indeseables.
  • Desarrollar tolerancia y paciencia.
  • Parafraseando por claridad
  • Siente nuestras palabras
  • No use 'debería' 'debería' y 'no'
  • Use dosis de humor cuando sea apropiado
  • Practica diferentes tonos, volumen, ritmo y tono de voz
  • Relaja la mandíbula
  • Y finalmente SONRÍE

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